Como Iglesia hemos comenzado a caminar nuestro camino cuaresmal de penitencia, ayuno, oración y limosna para poder llegar al gozo de la Pascua con el corazón purificado y renovado.
Cuaresma es el camino de la conversión del corazón; es el camino y el medio para abrir nuestras pobres vidas al amor Redentor de Dios Nuestro Señor que se entrega la madero de la Cruz para salvarnos. ¿Que seria de nuestras vidas, sino no fuésemos Salvados en el Madero de la Cruz? ¿Que seria de nosotros si nuestro Salvador no hubiese entregado su Vida es rescate por nuestras vidas?
Es por eso que en este tiempo especial de la cuaresma debemos golpear las puertas de la Misericordia del Corazón amoroso de nuestro buen Dios. Golpear las puertas de su infinita Bondad a través de nuestro ayuno, de nuestra oración, de nuestra penitencia y sobre todo golpear esta puerta con nuestra caridad.
Golpeando las puertas de la Misericordia de Dios, nos encontraremos con un Dios que golpea Él primero la puerta de nuestro corazón: "Ecce sto ad ostium et pulso. Si quis audierit vocem meam et aperuerit ianuam, introibo ad illum et cenabo cum illo, et ipse mecum." (Apoc. 3,20). Abramos pues, nuestras puertas, dejemos el pecado, el orgullo, aquello que nos domina; abandonemos las obras del mundo, del demonio y de la carne, y dejemos entrar a nuestro Señor por medio del Ayuno, la Oración y la Limosna.
Hno Felipe de Jesús dj
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