jueves, 28 de noviembre de 2013

Misericordia

"La misericordia es el lustre del alma, la enriquece y la hace aparecer buena y hermosa. El que piensa compadecerse de la miseria del otro, empieza a abandonar el pecado" 
(San Agustín)

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Justicia y Misericordia



La justicia y la misericordia están tan unidas que la una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la misericordia sin justicia es ruina, destrucción.(Santo Tomás)

domingo, 10 de noviembre de 2013

Necesidad de Oración

Hay una necesidad de oración constante en el corazón del hombre. La sed de Dios, de infinito, se manifiesta de mil maneras. Dios llama continuamente una y otra vez a esta realidad certera y concreta. El hombre tiene una sed profunda de oración y lo manifiesta claramente, busca constantemente poder saciar esa sed que no tiene fin.

El alma que se entrega a la oración es sumergida en ese "mar" de eternidades, ese "pozo" profundo del Agua Viva, el alma se entrega y no está plenamente saciada si no se entrega de corazón a esa sed profunda y absorbente.

En nuestro diario vivir, se nos presenta esta sed, y ¿como saciarla? ¿como apagar ese "arder" de sed de nuestro corazón?.... estas y otras preguntas se nos presentan en nuestro interior, y es ahí donde debemos estar atentos, poder saciar esta sed, acudiendo con serenidad y calma al Único pozo donde encontraremos el Agua necesaria para calmar nuestra sed.


Al ir a este "Pozo" profundo e inagotable, debemos hacerlo con el corazón, con el alma dispuesta a dejarse consumir por esa presencia ardiente, presencia que arde y consume nuestro corazón en un deseo ardiente de Eternidad.
Acudir a la oración sabiendo que El está ahí y nos espera. Que Dios nos ama y quiere entrar en un dialogo profundo y concreto. Para eso necesitamos despojarnos de todo, pero sobretodo de nosotros mismos, de nuestros temores, de nuestros miedos, ir confiados porque tenemos un Dios que quiere saciar nuestra sed de oración, nuestra sed de infinito.

 Pero yo, por tu justicia, contemplaré tu rostro,
y al despertar, me saciaré de tu presencia. Sal 17, 15.

Germá Felip de Jesús dj