viernes, 18 de noviembre de 2011

Al vencedor le dare el trono...

"Quien no es tentado no es probado, y quien no pasa la prueba, no adelanta" (San Agustín)

 

 Vivimos en este valle de lágrimas en un eterno combate, las armas están dadas a cada uno de nosotros, solo tenemos que tomarlas.

Tomar los sacramentos, el rosario, las oraciones y presentar batallas. Muchas serán las ocasiones de presentarnos en la batalla o de huir de ella; muchas serán las oportunidades de ceder ante el pecado y muchas serás las oportunidades en las que saldremos victoriosos, y con el auxilio divino no caeremos.

Debemos día a día luchar, levantarnos, seguir; porque "somos ciudadanos del cielo" (confr Flp 3, 20) y el cielo solo lo podemos ganar presentando batalla, porque en el cielo hay lugar para los que luchan codo a codo con el Cordero.

"Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a si mismo, acepte su cruz de sufrimientos de cada día y sígame" (Mat. 16,24). 

Sigamos al Cordero sin mancha, presentemos la batalla; el mundo, el demonio y la carne nos esperan; vallamos a su encuentro revestidos con el armadura de la fe, de la oración, de los sacramentos; no abandonemos a Dios en medio de la batalla... ganemos el cielo y arrebatemos la corona que tenemos preparada.

"Qui vicerit, dabo ei sedere mecum in throno meo, sicut et ego vici et sedi cum Patre meo in throno eius..." (Ap 3,21)

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