Oh, María, Madre y Señora mía. Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi Madre.
Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo la máscara de virtud.
Oh Espléndida Azucena, Tú eres mi espejo, oh mi Madre. Amén.
Santa Faustina Kowalska
No hay comentarios:
Publicar un comentario