jueves, 20 de febrero de 2014

La Santa Misa, según Santo Tomas de Aquino

Días pasados escribí dos entradas sobre la Santa Misa de siempre, hoy visitando algunos blogs encontré esta entrada en el blog Regmun Mariae; creo que nadie Mejor que santo Tomas de Aquino, para dar claridad en el tema, dejo a continuación el escrito.


"Las inmensas bondades que la dadivosidad de Dios ha derramado sobre el pueblo cristiano han enaltecido a éste con una dignidad inestimable. “Jamás hubo nación tan grande que tuviera a sus dioses tan cercanos así como lo está a nosotros Yaveh, Dios nuestro” (Deuteronomio 4,7).
En efecto, el Hijo Único de Dios, decidido a hacernos partícipes de su divinidad, tomó nuestra naturaleza de modo que haciéndose Él hombre consiguiera divinizar a los hombres. Pero hay más; todo lo que Él tomó de lo nuestro lo empleó totalmente para nuestro bien.
Aquel Cuerpo suyo se lo ofreció como Víctima a Dios su Padre sobre el altar de la Cruz para reconciliación nuestra con Él. Y aquella Sangre suya la derramó como precio de rescate, y al mismo tiempo como baño purificador nuestro, de modo que, liberados de nuestra miserable esclavitud, nos viéramos limpios de nuestros pecados.
Y para que jamás olvidáramos beneficio tan insigne, llegó a dejarnos su Cuerpo como alimento, y su Sangre como bebida, bajo las apariencias de pan y vino, para que pudieran recibirlos sus fieles.
¡Qué rico y admirable convite! ¡Qué banquete de salvación saturado de toda clase de dulzuras! Pero es que ¿podría imaginarse manjar más excelso? Aquí no se trata de la carne de novillos o de machos cabrios como en la Antigua Ley; aquí se nos ofrece en manjar Cristo mismo, Dios verdadero.
¿Puede existir, pues, algo más admirable que este Sacramento? Efectivamente, aquí el pan y el vino se convierten sustancialmente en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, de tal manera que Cristo, perfecto Dios y Hombre, se encierra bajo las apariencias de un poco de pan y un poco de vino.

Y así es como los fieles lo comen o reciben, pero jamás lo trituran o laceran. Todo lo contrario, si se divide o fracciona el Sacramento, Cristo permanece entero bajo cualquier partecita desmenuzada.
Y es que los accidentes perduran en el Sacramento pero sin apoyarse en su primera sustancia y así se ejercita nuestra fe cuando recibimos lo invisible visiblemente ocultado por unas apariencias que no son las suyas, y queden por la fe inmunizados de engaño estos nuestros sentidos, acostumbrados a juzgar por apariencias familiares.
No hay sacramento más provechoso que éste, donde se lavan las culpas, se acrecientan las virtudes y se robustece el alma con la abundancia de todos los carismas del Espíritu.
Esta Eucaristía se ofrece en la Iglesia tanto por los vivos como por los difuntos. De este modo, lo que fue instituido para el bien de todos, a todos aprovecha.
Y finalmente, no hay nadie en el mundo capaz de expresar la suavidad de este Sacramento donde se saborean en su propia fuente las dulzuras del Espíritu; donde se aviva el recuerdo de aquel inefabilísimo amor que Cristo nos demostrara en su Pasión.
Por Amor y para que se clavara en nuestras almas la inmensidad de ese amor, Cristo instituyó este Sacramento en la Última Cena, celebrada ya la Pascua con sus discípulos, y a punto ya de pasar de este mundo al Padre, y nos lo dejó como memorial perpetuo de su Pasión, culminación de los antiguos símbolos.
Es el más grande milagro de todos los milagros por Él realizados. Y así legó el consuelo más insigne a los que, al alejarse Él, iban a quedar sumidos en la tristeza."
Santo Tomás de Aquino


miércoles, 19 de febrero de 2014

Misterio de Amor

Hay un misterio de Amor profundo; que a veces no llegamos a comprender en su totalidad, y el misterio del Amor de Dios que se entrega  al hombre en el Ara del Altar.
Porque hay un sólo Sacrifico Perfecto y es la entrega del Cordero Inmaculado, su Sangre nos lava del pecado y nos restituye la dignidad perdida de hijos. Por eso, el Santo Sacrificio no es una cuestión de "moda" sino de Amor, y creo que ahí precisamente radica la diferencia.

domingo, 16 de febrero de 2014

Sobre modas y otras yerbas

Todo cristiano mas o menos formado, podríamos decir con dos dedos de frente sabe que las modas las impone el mundo y su mentor: el padre de la mentira. Las modas son pasajeras y por lo general degradan a la persona (ej la ropa de moda que en vez de vestir a las personas las desviste), ahora bien, en mi interior surge una pregunta: ¿El Santo Sacrificio de la Misa es cuestión de moda? ¿la Misa que durante siglos la Iglesia celebro con piedad por todo el orbe fue una moda? ¿acaso nuestros santos que vivieron la Santa Misa con celo y fervor, solo lo hacían por estar a la moda? Santa Teresa de Jesús que tanto hizo para reformar una vida religiosa que estaba a la "moda" según los criterios del mundo dentro de sus muros, en la relajación de sus costumbres ¿fue acaso una mujer que se dejo llevar por la moda?, o más aquí, ¿fue el santo Padre Pio de Pietrecilna un aferrado a la moda?... una cosa es cierta: La moda pasa... pero en este caso, creo y estoy convencido, NO ES CUESTIÓN DE MODA, porque el Santo Sacrificio del Altar no es cosa del pasado, ni de moda, ni de ayer ni de hoy, sino de Siempre y para Siempre porque fue instituido por Nuestro Señor Jesucristo, por eso no me digan que es "cuestión de moda" y que como es "moda" ya se acabará, al contrario el día que en ninguna ciudad del orbe se celebre el Santo Sacrificio de la Misa, ese día será el día que Nuestro Señor retorne en Gloria y Majestad y ahí sí que toda "moda" se acabará.
Ven Señor Jesús!!!